Nos sentamos en la orilla los pies cansados y adoloridos abrazados contemplando el largo sendero, el resto del camino.
Diecisiete años recorridos algunos valles, muchas colinas a veces nos soltamos la mano pero jamás fue en definitiva.
Aún hay mucho camino delante, otros valles, otras colinas. Pero ya no podemos soltar nuestras manos, ahora llevan también a nuestra hija.
Contigo seguiré caminando hasta el final de todos mis días, no se si habrá otros caminos pero si sí, allá te espero en la orilla.